Recuerdo haber sentido esa sensación. Fue justo cuando por fin había inscrito a mi primer afiliado a la red. Tanta preparación, práctica, esfuerzo y esmero para inscribir a mi primera persona y acabar diciendo en pánico...¡¿y ahora qué?! Recuerdo también que me invadía una sensación de responsabilidad para con esa persona, que a veces, no me dejaba ni dormir. Les soy sincera cuando digo que al principio me sentía tan abrumada por dar un correcto seguimiento a los que ingresaban a mi red, que me volvía loca con tanta información. Quería que vieran que puedo ser líder y llevarlos hacia el cumplimiento de sus metas hasta que dije...a ver...¿cómo está el asunto?
Primero que nada, debemos entender que esto es un negocio propio y personal. Nadie puede llevarte al éxito si uno mismo no trabaja por ello. Cada quien es responsable de su negocio. No importa que tan líder quieras ser para tu equipo, si ellos no trabajan, no van a conseguir nada. Segundo, el negocio debe ser duplicable. ¿A qué me refiero con esto? A que ya existen presentaciones predeterminadas, información probada y talleres/conferencias de gran utilidad para que nosotros no tengamos que inventar nada. Entre más sencillo lo expliques, más sencillo será para la gente de tu red que se lo explique a la gente de su red. No nos hagamos bolas ni queramos descubrir nuevas fórmulas. Y tercero, el caminito hacia la libertad económica y financiera ya está probado por muchos. Escuchemos a aquellos que ya han triunfado, quienes tienen la autoridad moral de darnos una lección por el rango que han alcanzado. Los tenemos muy a la mano y siempre están disponibles para nosotros.
Recordemos que todos empezamos igual, con temores, dudas e inquietudes. El chiste es contagiar con buena actitud, ese sistema probado, que con constancia y disciplina, nos puede mejorar la vida por completo.
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