Ding dong. Una caja enorme a la puerta que dice Usana. Emoción. La abro y veo botes, botes, cajitas, cajotas, bolsitas, bolsotas, botes y más botes. ¿Me voy a tomar TODO ESTO? Jajaja lo sé. Todos pasamos por esa misma pregunta. Es como cuando mi esposo saca su pastillero lleno de vitaminas en un restaurante y se le quedan viendo con cara de "pobrecillo, éste en cualquier momento se nos muere".
Recibir el primer pedido puede ser emocionante y abrumador. A mi siempre se me ha hecho muy útil que cuando abras tu cajota, tu upline (la persona que te inscribió) esté contigo para explicarte los productos. Es común que agarres uno de los botes de vitaminas y digas, "bueno yo con éste tengo, ¿ahora qué hago con todos los demás?"... Recordemos que cada pedido mensual está diseñado para volver a "refillear" tu consumo constante de productos de salud. Lo óptimo sería terminar con todos los productos mes a mes para así volver a consumirlos, o en su caso, cambiarlos por otros. Cada persona puede (y debería) consumir varios productos de Usana para estar en óptimo estado de salud. No porque tomemos una vitamina significa que no podamos tomar otras, al contrario, hay que armarnos de nuestro paquete de nutrición celular y hacerlo un hábito de por vida.
Otro concepto que hay que entender es que uno puede redireccionar sus gastos comunes al consumo mensual de Usana. Limpiadores en gel, cremas para cuerpo y cara, shampoo, pastas de dientes, acondicionador, exfoliantes, etc, son claro ejemplo de que ahora puedes redireccionar el gasto que hacías en el súper, por mucho mejores productos dentro de tu mismo negocio Usana.
Date la oportunidad de conocer cada uno de los productos de la compañía. Todos son excelentes y brindan enormes beneficios. Cuando ya tengas tus "gallos", no podrás dejar de pedirlos mes a mes. Curiosamente luego uno anda discutiendo con la pareja porque llega un punto en donde... ¡queremos pedirlos todos!
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