Hace dos domingos me fui a pasear con mi marido y las niñas a San Pedro de Pinta. Ah qué agradable sensación es estar en familia, hacer ejercicio, convivir con gente y sus mascotas, comernos unas paletas heladas... y lo más curioso pasó cuando me topé con un amigo que tenía como 12 años de no ver, un amigo con el que sólo habíamos coincidido en un viaje de la carrera. Fue chistoso porque en 5 minutos nos pusimos un "update" e inmediatamente lo invité a Usana. Me dio esa confianza porque en tan pocos minutos nos abrimos a contarnos cosas de verdad y del corazón, no trivialidades. Al siguiente jueves, estaba sentado con nosotros escuchando la información de Usana. Es que como yo le decía...¿cómo no voy a compartir buenas noticias? Conectar con una persona, abrirse a nivel personal y compartirse buenas noticias, es lo que vale la pena en una amistad. No importa de dónde vengas, a lo que te dedicas, o tus planes, o el tiempo que haya pasado sin verse. No dejemos de compartir cosas buenas, que en éste mundo estamos poco tiempo. Nuestro viaje aquí en la tierra tiene que valer la pena. ¡En ésta vida tan hermosa y tan rápida, hay que ser felices viajeros!
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