...y digo somos porque yo era la primera en decir "¡es que la pastilla de los minerales es enorme y no me cabe en la garganta!". Ahorita me doy risa, pero antes lo último que me causaba era algo de simpatía. Puse muchos pretextos para no tomarla. Una amiga me dice "es que con el Biomega me la paso repitiendo sabor pescado" y otra que "su oficina huele horrible cada vez que abre el bote de vitaminas". Si tuviéramos la certeza de que un producto puede hacer maravillas en nosotros, no dudaríamos en tomarlo a tiempo y aunque oliera a... lo que oliera jajaja. Y aparte adivinen que...¡sí son una maravilla! Yo desde que me empecé a sentir muy bien, no dejo mis productos Usana. No sé si mágicamente mi garganta se hizo más grande (jajaja sobre todo) o si simplemente empecé a adoptar otra mentalidad, pero la onda es que ya no batallo. Cuando queremos tener excusas, las encontramos. Yo los invito a que no nomás en el tema vitaminas, sino en general, que seamos menos quisquillosos. A veces nos complicamos la vida solitos. De repente me sorprendo quejándome de cualquier tontera y reacciono y digo...¿neta? Ser menos quisquillosos nos facilita la vida. Así como me dice mi hija "mamá, no me quiero comer esa uva porque tiene un puntito negro", a lo que yo le respondo..."tú también tienes lunares y no por eso dejo de comerte a besos". ¡Facilitémonos la vida y ayudemos a facilitársela a los demás! (Por cierto, mi hija se comió la uva jajaja)
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