Jajaja. Conozco la reacción. Yo era una de las
que corría a la primera noticia de un negocio de mercadeo en red. “¡SEGURO ES
UNA PIRAMIDE!”… Mi esposo y yo hemos trabajado desde siempre en empresas
tradicionales. Ganamos dinero, gastamos dinero; el dinero viene, el dinero va.
Una vez me hicieron una pregunta que me hizo pensar: ¿Cómo pasa uno de ser un
empleado mortal a un empresario con dinero y tiempo libre? Todos nos pasamos
horas trabajando para un tercero. Nuestro tiempo y talentos le pertenecen. Un
día leí un libro de un tal Robert Kiyosaki (Padre Rico, Padre Pobre) que decía
que los empleados estándar somos los que corremos la Carrera de la Rata. Has de cuenta que se refiere a un hámster
corriendo dentro de su rueda. Correrán toda su vida, con esfuerzo y rutina,
pero desgraciadamente no llegan a ningún lado diferente. Al pasar de los años,
uno se baja de la rueda y dice… ¡Ey! ¿Dónde quedaron todos mis sueños y los
planes que tenía?
Entonces, sin que naaaadie se enterara, mi
esposo y yo empezamos a informarnos sobre el escabroso tema del mercadeo en
red. ¡Queríamos con todas nuestras fuerzas que no nos gustara!… pero chin… nos
gustó. El tema tenía bastante sentido. Kiyosaki planteaba que una de las
maneras de romper el ciclo de la Carrera
de la Rata, era entrarle a las inversiones. Jar jar jar. No teníamos un
millón de dólares para invertir en una franquicia de McDonalds, pero sí
teníamos diez mil pesos para invertir en una diferente forma de inversión: el
famoso mercadeo en red. Una vez que decidimos empezar con éste nuevo modelo de
negocios, nos dimos cuenta que las opciones de mercadeo en red eran infinitas,
¿cómo íbamos a elegir a la mejor empresa? Pues sin que naaaaadie se enterara,
empezamos a informarnos sobre una empresa que llamó nuestra atención: USANA.
Leímos, meditamos, viajamos a conocer la fábrica, investigamos y metimos
nuestras narices por todos lados. Lo más reconfortante y tranquilizador para
nosotros, fue que lo que alguna vez consideramos un tema escabroso, iba a
llegar a convertirse en nuestras vidas, un favorable giro de 180 grados.
- Dany Erre
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