Me queda claro que nadie es profeta en su tierra. Es muy difícil que de buenas a primeras nuestros familiares, amigos, compadres, y conocidos nos crean no solamente en los grandes beneficios de los productos, si no en los alcances tan bondadosos de la compañía. Para ellos ahora tomamos el extraño camino de ser "vendedores de vitaminas" cuando contamos con carrera y maestría.
Yo sé que mucha gente a la que he invitado a unirse a mi red me da una sonrisa y me trata de esconder la mirada que grita: ¡¿Es en serio?! Yo lo tomaría con más seriedad si uno de ellos al menos leyera el libro de Padre Rico, Padre Pobre de Robert Kiyosaki, o tal vez si investigaran un poco de la fuerza del mercadeo en red como negocio del siglo 21, o si se actualizaran en finanzas y desarrollo humano. Es chistoso como emitimos opiniones sin saber sobre el tema.
Nuestro ego es enorme. Es complicadísimo hasta para los que ya ingresamos a un negocio como éste y SABEMOS lo que podemos lograr en un par de años. Es que desaprender lo aprendido es un reto. Salir de la zona de confort es un reto. Cambiar hábitos es un reto. Seguir firmes en nuestro plan, a pesar de los duros comentarios de las personas que queremos, es un reto. Pero vencer nuestro ego día a día para empezar de cero a pesar de todos nuestros estudios tradicionales, es el reto más grande de todos. ¡Hay que vencernos a nosotros mismos!
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